1 Timoteo 3:7 “También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo”.
Las debilidades del creyente
Los mensajes cristianos nos enseñan que el enemigo conoce las debilidades del creyente, y pondrá delante suyo los deleites del mundo y de la carne para hacerle caer. Es allí que fortalecidos en el Espíritu Santo de Dios, armados como soldados de Jesucristo vamos a vencer la carne, la tentación y el mundo.
No hay prueba o tentación, que no podamos resistir si estamos tomados de la mano del Señor. Cristo es poderoso para socorrer a los creyentes en las tentaciones. Jesucristo venció y destruyó al enemigo con la palabra de verdad.
La falta de conocimiento de la Palabra de Dios
Como hijos de Dios con el conocimiento de la verdad, debemos tomar toda la armadura para resistir al enemigo. Si estamos al descubierto, no revestidos como soldados que van al campo de batalla, seremos presa fácil para el enemigo cosa que no debemos hacer:
2 Corintios 10:4 “Porque las armas de nuestra milicia, no son carnales sino espirituales, poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”.
Los mensajes cristianos nos enseñan que la palabra de Dios es la mejor protección que tenemos en nuestra mente para rechazar las mentiras del enemigo. La palabra de Dios debe, y tiene, que llenar nuestros pensamientos para no ser sacudidos por Satanás.
Hebreos 4:12 “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y mas cortante que espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.
A través de los mensajes cristianos aprendemos que la palabra de Dios es un arma defensiva para quién la empuña.
Si queremos luchar contra las asechanzas del enemigo, la palabra de Dios debe morar en abundancia en el corazón del creyente. Por la espada de la palabra de Dios, se destruirá y se separará lo falso de lo verdadero.
Por la espada de la palabra de Dios se separará lo bueno de lo malo, lo limpio de lo inmundo. La espada de Dios podrá extirpar el cáncer más avanzado. Destruir al enemigo más astuto, terminar con la peor de las tentaciones que puede estar acechando al creyente.
Todas las armas espirituales no podrían ser eficaces para enfrentarnos contra el enemigo de nuestras almas, si no estamos sometidos a la voluntad de Dios. Tenemos que ser obedientes a su Palabra.
Las armas espirituales no podrán ser eficaces si no estamos revestidos del Espíritu Santo. Si no permanecemos en comunión con Dios a través de la oración.
Lucas 21:36 “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenido por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán y de estar en pie“
La falta de conocimiento de nuestra nueva identidad
Quienes somos en Cristo es lo que tenemos que tener en claro, si no conocemos que hemos sido hechos hijos de Dios al creer y recibir a Jesús en nuestro corazón como nuestro Señor y Salvador, Juan 1:12.
Los mensajes cristianos nos enseñan que:
- Hemos pasado de muerte a vida, para no andar como los otros gentiles, sino para andar en nueva vida, y para dar frutos de ella, Efesios 4:17.
- Que hemos dejado la vieja vida para vivir en novedad de vida, que hemos sido hechos una nueva criatura en Cristo Jesús para buenas obras, 2 Corintios 5:17.
- Que estamos en este mundo, pero no somos de este mundo y estamos sentados con Cristo en los lugares celestiales, Efesios 2:6.
- Que somos herederos y coherederos en Cristo Jesús, Romanos 8:17.
- Que tenemos una gran esperanza de vida eterna, que nuestra salvación está cada día mas cerca de lo que nosotros creemos, Romanos 13:11.
Conclusión
Para no ser amedrentados por el enemigo, ni caer en sus sutiles trampas, necesitamos más conocimiento de la verdad . Debemos y tenemos que conocer nuestra nueva identidad. Solo así es que podemos vencerlo y derrotarlo. Siempre recordando y confiando en que:
“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” Romanos 8:38.
AMÉN
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