Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Predica de Hoy: A pesar de tardar
Introducción
A pesar de tardar, en tu corazón debes tener la seguridad de que la promesa del Señor se cumplirá en tu vida y recibirás aquello que has peticionado; en tu vida verás la gloria de Dios y el mundo comprobará que adoras al Dios Todopoderoso y fiel con sus hijos.
Leamos la palabra de Dios en Habacuc 2:3-4 “Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará. He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá”.
Cuando recibimos a Jesús en nuestro corazón, comenzamos a transitar un nuevo camino; este camino, que no es para nada fácil ni amplio, “Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” Mateo 7:14, este es el camino de la fe; el camino de la fe es que todo creyente debe transitar pues “Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay” Hebreos 11:6.
El Señor se ha alejado
En muchas ocasiones los cristianos llegan a pensar que el Señor se ha alejado, que ha cerrado sus oídos al clamor de su pueblo como consecuencia de no ver rápidamente una respuesta a ese clamor, pero lo cierto es que Dios está allí, aunque no podamos palparlo, y la convicción de ello esta dada por nuestra fe.
Para quienes no han depositado su fe en Cristo, les resulta difícil mantener se pie, es notable la facilidad con la que los seres humanos tendemos a sentir que estamos solos y a creer que Dios nos ha abandonado en medio de la crisis.
Hay quienes aseguran que no reciben respuesta a sus oraciones simplemente porque no reciben una respuesta a ellas al momento, piensan que el cielo se ha convertido en granito y por eso sus oraciones no suben a la presencia del Señor.
Quienes así piensan, sin darse cuenta le están dando lugar a la duda que el enemigo pone en su mente a fin de convencerles que Dios no quiere o no puede conceder su anhelo, pretender continuar la cronología humana y olvidan “Que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día” 2 Pedro 3:8.
El pueblo de Israel
Cuando el pueblo de Israel fue sacado de Egipto rumbo a la tierra prometida, llegaron al monte Sinaí y allí fue llamado Moisés para hablar con Dios, Éxodo 19; en ese momento el pueblo de Israel pasó una situación similar, “Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aaron, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido” Éxodo 32:1.
Si el pueblo estaba pidiendo dioses es porque no había convicción en sus corazones de que el Dios Todopoderoso, Jehová de los Ejércitos, que los había rescatado de la esclavitud, que les había mostrado su gloria y poder al cruzar el Mar rojo, Éxodo 14, ese Dios que les había provisto de agua y mana en el desierto, Éxodo 15-16, ya no estaba junto a ellos, estaban convencidos que nada sabía de cuanto sucedía al pueblo, cuando la realidad es que el Señor estaba con hablando con Moisés, mirando lo que sucedía con el pueblo israelita como también conoce lo que nos sucede a cada uno de nosotros y esta ahora mismo junto a cada uno de nosotros.
La presencia del Señor
Cuando desconocemos la presencia del Señor junto a nosotros, es común tomar decisiones equivocadas o seguir la guía de quienes nos rodean, es frecuente hallar personas que piensan y actúan influenciados por lo que piensan y hacen los que están a su alrededor, sin darse cuenta pierden su capacidad decisoria.
Se convierten en la copia quienes les rodean y con el paso del tiempo evidencian su flaqueza espiritual, para terminar siendo guiados por todos cuantos se les acercan y tienen algo de conocimiento del Señor y no por el Señor mismo.
Quizás la crisis que atraviesas te lleve a sentir una profunda soledad y a pensar que no recibirá respuesta del Señor, pero es allí en donde viene el Señor a fortalecer a aquellos que han confiado, “Jehová es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fui ayudado” Salmo 28:7
Un creyente maduro desecha todo pensamiento derrotista, toda duda que el enemigo ponga en su mente y no cede a la tentación en que cayeron los israelitas:
“Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y presentaron ofrendas de paz; se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse” Éxodo 32:6.
Allí es donde no debemos olvidar la fidelidad de Dios en otras circunstancias, en esas situaciones difíciles en que pudo ver la respuesta de Dios a sus oraciones, ninguna mentira del demonio debe llevarle a pensar que en esta ocasión también verá la gloria del Señor y la respuesta a su clamor.
En medio de la lucha
Cuántas veces en medio de la lucha, de la prueba o al no ver la obra realizada decimos como el profeta Habacuc: “¿Hasta cuando, oh Jehová, clamaré, y no oirás” Habacuc 1:2, pareciera que no hay respuesta al clamor, y el profeta la obtuvo después de ochenta años; en la cronología humana este tiempo es una vida entera, y el profeta esperó pacientemente, “Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa” Hebreos 10:36, con la seguridad en su corazón y observando lo que sucedía a su alrededor como un atalaya, el profeta esperó confiadamente hasta la realización de la obra.
Muchas son las veces en que pareciera que nuestras oraciones no tienen respuesta, pero si miráramos un poco lo que sucede en nuestro entorno, quizás veríamos un mover de Dios que tal vez no sea el que nosotros esperamos, el que nos dicta nuestra lógica humana, pero que no es necesariamente el plan de Dios:
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová” Isaías 55:8
Sucede muchas veces que no vemos el mover del Señor a nuestro alrededor porque queremos que Él haga las cosas como nosotros queremos, sin darnos cuenta estamos tomando el lugar de Dios para nosotros.
“Porque aún un poquito, Y el que habrá de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma” Hebreos 10:37-38
La Escritura esta hablando en este pasaje de la promesa de la venida del Señor, pero es una promesa que puedes hacerla tuya para el cumplimiento de tu petición, falta aún un poquito pero vendrá, solamente debes vivir con fe y creer por fe que la obra ha sido concretada; la condición es que no retrocedas en esta fe para no desagradar a Dios, Hebreos 11:6, y veras la respuesta a tu clamor.
Tu eres un justo pues Cristo te hizo justo, vive ahora en fe, con la seguridad en tu corazón de que aunque tardare, la promesa se cumplirá; somos hijos de Dios y “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” Hebreos 11:3, somos seres humanos con presencia divina en nuestras vidas, “Pero nosotros no somos de los que retrocedemos para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma” Hebreos 10:39.
CONCLUSIÓN:
A nuestro amado Señor no es necesario verle ni tocarle para saber que está aquí junto a nosotros, se pasea en medio de su pueblo y habita en medio de la alabanza.
El nos acompaña a donde quiera que vayamos, nos oye y jamás nos deja solos ni nos desampara, “Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo” 1 Samuel 12:22.
Píense por un momento cuantas veces nuestro Creador le ha mostrado su fidelidad, cuantas veces a disfrutado de la respuesta a su clamor, y si el Señor es fiel, nada puede hacernos pensar que no lo seguirá siendo, “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” Mateo 28:20.
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” Hebreos 11:1, esa fe se demuestra tomando la palabra de Dios como nuestra forma de vivir y comenzando a actuar en consecuencia de ella, “Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” Santiago 1:22; una fe madura es la que no necesita evidencias inmediatas de la respuesta de Dios.
La palabra de Dios está llena de promesas para aquellos quienes por la fe actúan en la verdad de la Palabra; las bendiciones de Dios son para todos, y ellas están basadas, no en las experiencias inusuales de los cristianos, sino en la fe la cual es natural y la definición es común a todos aquellos que invocan el nombre de Jesús como su Señor y Salvador.
Reprende la incredulidad de tu vida y comienza ya a crecer en fe, pero con una fe madura, “Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” Juan 20:29; cree que el Señor esta a tu lado y con el oído presto a escucharte, confía en Él, y a pesar de tardar, la promesa te alcanzará.
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