Una libre elección

Siempre tienes la opción frente a ti. Tu puedes adherirte a la cisterna, y tal vez tengas agua por un tiempo. Luego si la cisterna está rota se secará, y tu junto con ella, si está sana y con el agua estancada, ésta comenzará a echarse a perder y al beber agua sucia terminarás muriendo.

En ambos casos, lo que debes tener en claro es que estarías dejando de alimentarte de la fuente que es Cristo. “Porque dos males ha hecho mi pueblo; me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para si cisternas, cisternas rotas que no contienen agua” (Jeremías 2:13).

El pecado es muerte (Romanos 6:23)

El pecado mata, no hay cura humana posible para ésta enfermedad. Sin embargo, Dios te ofrece una solución. El Señor nos ofrece quitar el corazón herido de muerte por el pecado, y reemplazarlo por uno nuevo.

La opción que el Señor te presenta es reemplazar el corazón duro como de piedra, por uno de carne. “Y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne” (Ezequiel 11:19).

Dios te está ofreciendo un corazón dócil en el cual se puedan escribir sus leyes y estatutos. No solo te ofrece eliminar el pecado. Además, te ofrece transformarte en una nueva criatura. Una nueva criatura  de tal forma que la obediencia al Señor y a Su palabra sea posible.

Libre es tu elección

Tuya es la opción, libre es tu elección. Si pones tu confianza en ti mismo, en lo que eres, en lo que tienes, en lo que sabes o al menos crees saber, serás como una retama en el desierto. Un arbusto estéril y sin utilidad.

La retama es desechada por todos, incluso por los animales. porque no tiene hojas que comer. Si confías en tus propias fuerzas, o en otros hombres para salvación espiritual, es imposible que prosperes. Si pones tu confianza en el hombre nunca producirás frutos aceptable para Cristo en el servicio, como tampoco podrás cosechar los abundantes frutos en bendición que provienen de Dios.

Deposita tu confianza en el Señor

Si aprendes a depositar tu confianza en el Señor, viviendo en fe, y en los tiempos de mayor necesidad, “Haces de Jehová tu confianza”, descansando en el poder y en el amor de Dios, dice la Escritura que “Serás como árbol plantado junto a las aguas”.

Serás un árbol escogido en el cual la savia nunca le faltará. Estarás siempre alimentado a través de tu comunión íntima con el Señor. Como resultado el follaje nunca se marchitará. Siendo abundantes los frutos que darás en todo tiempo. No deberás preocuparte si la cisterna está rota o sucia. Porque tu te alimentas directamente de la fuente de agua viva que es Cristo.

Cuando el hombre cree que Dios no ve en la intimidad del hogar o en la relación familiar, su corazón le engaña. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas” (vers. 9). Y esto es grave porque la conciencia que debería rectificar los errores, es en si misma una falsedad y viene a ser productora de toda clase de engaños.

Además, pensamos que hemos depositado nuestra confianza y la guía de nuestro accionar realmente en Dios. Pero los hechos nos dicen que esto no es así. Nuestras confianzas o temores suben y bajan conforme a las circunstancias. Y con ellas nuestros estados de ánimo para con el Señor.

El Señor todo lo ve

Tuya es la opción, libre es tu elección. Pero debes saber que el Señor todo lo ve, todo lo escudriña, aún en lo mas íntimo de tu corazón. Si has tomado la decisión de seguirle, ésta decisión debe afectar todas las áreas de tu vida. Ya no eres tu quien está al mando sino que es Cristo a quién presentas.

Si verdaderamente te has consagrado, si has tomado el lugar de sacerdote, tu vida debe necesariamente mostrar un cambio, en la relación con tu familia debe mostrarse el cambio. Si antes eras el mandamás de tu trabajo o en tu casa, ahora debes derramar el amor de Dios en tus palabras y en tus correcciones. Hoy debes mostrar con hechos, con testimonio que decidiste entregar tu vida a Cristo, y este cambio debe verse en cada aspecto de tu personalidad.

Conclusión

No dejes que tu viejo corazón te engañe diciéndote que eres un siervo del Señor cuando con tus actitudes continúas mostrando la vieja naturaleza caída. No te engañes a ti mismo pensando que tu vida ha cambiado y eres una nueva criatura, cuando la soberbia, el orgullo, los vicios y la hipocresía continúan dominando tu vida.

Si verdaderamente has hecho una elección seria y responsable, ponte de pié en el nombre del Señor. Proclama Su soberanía en tu vida. Reprende y echa fuera de ti todo aquello que resta de la naturaleza pecaminosa.

Humíllate ante la presencia del Señor y derrama tu corazón en adoración, diciéndole todo el amor que sientes por Él. Abre tu corazón hoy para permitirle que se adueñe realmente de ti. Abre tu corazón para permitir que el Espíritu Santo de Dios lo llene hasta desbordar.

Comienza a anhelar y a clamar para que el Espíritu Santo llene tu vida. Anhela la llenura del Espíritu Santo y éste vendrá sobre ti. “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieran cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Marcos 16:17-18).

© Francisco Hernández. Todos los derechos reservados.

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