El significado de “humillación” en la Biblia, no es el mismo que conocemos en el mundo. Cuando pensamos en humillarnos ante Dios no quiere decir qué se trate de un acto de denigración, sino de reconocimiento y respeto.
Ésta humillación proviene de la humildad qué nace en poder distinguir que lo que ocupamos en este mundo, es mínimo y está en manos de Dios.
Ser como niños es tener la fe de los niños
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” Hebreos 11:1
Sabemos que sin fe es imposible agradar a Dios. Jesús enseñó que debemos ser como niños, muy especialmente en éste sentido.
Pareciera que con los años se acumulara incredulidad. Mientras que un adulto duda y desconfía, los niños practican la fe de manera profesional. Ellos creen con muchísima intensidad en todo lo que les digamos. Sí quieren una prueba, quédense viendo la manera en la que un niño juega, se lo toma tan en serio que todos los demás lo creemos.
Ellos todavía no conocen la inseguridad, son los adultos lo que a través de palabras siembran la desconfianza. Debemos procurar proteger esa fe y no perderla nunca. Ese destello de amor incondicional, es lo que nos diferencia del mundo y nos hace escogidos de Dios.
Conclusión
Jesús nos manifestó que debíamos ser como niños por motivos muy específicos. No se trata de ser inmaduros ó infantiles. Debemos discernir con las capacidades que tenemos ahora, pero sin abandonar algunas características especiales de los niños.
Ser como niños es que sin importar nuestra edad seamos capaces de necesitar a Dios, no creernos autosuficientes, pues sin él no somos nada. Debemos humillar nuestra vida en sus manos y creer que por la fe somos salvados.
Para el niño no existe la vergüenza, son sensibles ante la vida. Nosotros debemos ser muy sensibles antes Dios y fuertes ante el mundo. Él es quien nos brinda la capacidad de ver de ésta manera, pues para nuestra mente quizá no resulte del todo fácil.
Sin embargo, acompañados por él, ser como niños se vuelve una experiencia de amor, alguien nos cuida y nos salva. Tengamos la paz de Dios porque por primera vez, ya no estamos solos.
© Pedro Blanco. Todos los derechos reservados.