Tradiciones que matan generaciones

Leer el capitulo 2 de el libro de Jueces me dejo pensando mucho y lo que mas me impacto fue el siguiente pasaje: “Pero murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, a la edad de ciento diez años. Lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera, en los montes de Efraín, al norte del monte Gaas. Y murió también toda aquella generación, por lo que la generación que se levantó después no conocía a Jehová ni la obra que él había hecho por Israel” (Jueces 2:7-10).

¿En que fallaron?

Me quedó sonando la ultima frase, “por lo que la generación que se levanto no conocía a Jehová ni la obra que el había hecho por Israel“. ¿Qué fue lo que paso, en que fallaron?

¿Por qué la nueva generación no conocía a Dios, y menos recordaba lo que había hecho con sus antepasados? ¿Sabe? Me estremece pensar que estemos haciendo lo mismo. Y que al morir nosotros las generaciones que vengan no recuerden si quiera lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.

Es que acaso ya estamos viviendo eso, al ver hijos de pastores, hijos de líderes o hijos de hermanos perdidos y extraviados en la oscuridad, es que acaso no hemos sido diligentes en seguir el mandamiento de nuestro Dios: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deuteronomio 6:5).  Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.

Tradiciones – Hablemos a las nuevas generaciones

Creo que es indispensable que hablemos a las nuevas generaciones y que les enseñemos a tener una experiencia personal con Dios. Mostrarles la forma practica de llevar el evangelio de Cristo. Que no nos sigan por “tradición” sino porque lo viven. Que nuestros hijos puedan entender claramente porque Creemos en Cristo y que ha hecho, y hace Dios en nuestra vida diaria.

Mi manera de mostrarle a Dios, a mi hija mas pequeña es en medio de sus conversaciones cotidianas haciéndole ver lo espiritual de cada situación. Obvio que no es a cada momento, sino mas bien en momentos claves donde ella puede darse cuenta del poder de Dios.

Por ejemplo, en momentos de enfermedad cuando ella tiene dolor de cabeza, la abrazo y oramos juntas para que el dolor ceda. Yo sé que el dolor cederá, y ella experimentara la sanación.

Conclusión

Practicar nuestra fe con nuestros hijos hará que ellos tengan sus propias experiencias. Así habrán generaciones que continúen reconociendo el poder de nuestro Dios.

Lo fundamental es que nosotros tengamos experiencia con nuestro Dios que luego podamos compartir. De lo contrario no podremos dar a nuestras generaciones. Anhelemos tener un encuentro con Dios, diario y permanente. Al comienzo se nos hace pesado, pero si seguimos buscando lo encontraremos.

Inténtelo y no se arrepentirá. Sobre todo si tiene niños pequeños a quienes debe heredar su fe. Sea diligente en su búsqueda de Dios para que luego pueda compartirlo con sus hijos. Yo estoy segura que la mejor garantía de una vida es que conozcan al Señor personalmente con experiencia únicas, y no por las experiencias que nosotros hayamos pasado.

© Maria Elena Cruz. Todos los derechos reservados.

Predicas Bíblicas.. Mensajes Cristianos Evangélicos

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