Vencer el orgullo

Leamos la Palabra de Dios

Eclesiastés 10:11-14Si muerde la serpiente antes de ser encantada, de nada sirve el encantador. Las palabras de la boca del sabio son llenas de gracia, más los labios del necio causan su propia ruina. El principio de las palabras de su boca es necedad; y el fin de su charla, nocivo desvarío. El necio multiplica palabras, aunque no sabe nadie lo que ha de ser; ¿y quién le hará saber lo que después de él será?

Proverbios 29:22-23El hombre iracundo levanta contiendas, Y el furioso muchas veces peca. La soberbia del hombre le abate; Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.”

El orgullo y la soberbia forman parte del mismo espíritu, y este espíritu es la raíz de todos los pecados pues fue el pecado que llevó a Satanás a rebelarse en contra de Dios.

Una persona que vive llena de orgullo puede caer en cualquier pecado. Pero además, cada vez que se enorgullece, le recuerda a Dios la rebelión que ocurrió en el cielo. Y es lamentable ver creyentes con preciosas promesas del Señor que han caído en pecado y no se han vuelto a levantar por causa del orgullo que anida en su corazón.

El orgullo y la soberbia

El espíritu de orgullo viene desde que Satanás pecó y su corazón se enalteció en contra de Dios. Fue el orgullo lo que lo llevo a la destrucción.

tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miranEzequiel 28:14-18.

Satanás se llenó de orgullo y Dios lo derribó de los cielos. Y el orgullo, soberbia y vanidad van de la mano. Llevan a la inflamación del ego, al deseo de sobresalir por encima de los demás, a la rivalidad, y en franca oposición a la humildad que si es considerada una virtud.

La vanidad

La vanidad es la falta de verdad de lo que creemos que valemos, nos creemos más de lo que realmente somos. En cambio en el orgulloso su engaño está en que considera que el mérito de lo que es.

Es exclusivamente suyo y no soporta pensar que ha llegado ayudado por otros y que sin ellos no estaría donde está, por lo que el máximo grado del orgulloso es considerar que no le debe nada a Dios, y que no necesita su ayuda.

La soberbia es la falta de verdad de nuestra posición en el mundo, es decir que al soberbio le gustaría ser el más importante y por eso se engaña hasta convencerse de que su vida es más grande de lo que en realidad es para sentirse poderoso.

Quiere controlar su vida, y la de quienes le rodean, porque no soporta pensar que alguien pueda tener influencia que él, por esto es que no admite que sea Dios quien le guíe y hace las cosas como mejor le parece en competencia con el Señor.

El diablo no puede negar la existencia de Dios, entonces le odia porque Dios es Dios y él no lo es.

1 comentario en “Vencer el orgullo”

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