El perdón que sana

II. El perdón que sana – Ser perdonado

1. Pedir perdón (1 Juan 1:9)

Sí en realidad somos nosotros los qué debemos pedir perdón ¿qué debemos hacer? Necesitamos examinar nuestro corazón y aceptar sí hemos pecado contra los mandamientos de Dios ó si hemos herido a nuestro prójimo.

El perdón ofrecido de manera sincera supura cualquier herida.

Nunca dudemos de pedir perdón por miedo u orgullo. En la Biblia se nos enseña a pedir perdón a Dios primeramente, pero también a nuestros hermanos, pues de ésta manera es posible mantener la paz.

2. Arrepentimiento (Hebreos 3:19)

No solo se trata de pedir perdón cómo acto de magia. Es un proceso y en tanto, debemos arrepentirnos de manera auténtica. Examinar lo qué estuvo mal en nuestro accionar y someternos a la voluntad de Dios para corregirlo.

Arrepentirse es un paso hacía el cambio. Cómo humanos, a veces resulta difícil aceptar qué debemos cambiar, pero de eso se trata soltar el mundo. Entre más cambiemos para la gloria de Dios, más cerca podemos sentirlo.

Pedir perdón y no intentar ser transformado es hacer el trabajo incompleto . La fe es capaz de qué nuestro arrepentimiento nos transforme en seres nuevos. Dios jamás nos niega esa gracia, pero observa con cuanta verdad caminamos hacia él.

3. Transformación (2 Corintios 13:18)

Fuimos hechos a imagen y semejanza del Creador, sin embargo el pecado continuamente se interpone en nuestra búsqueda de la santidad. Sí hemos pecado y nos hemos arrepentido, no debemos dudar de qué el Padre en su infinita misericordia puede transformarnos.

Somos como barro en sus manos, por lo cual debemos dejar qué él sea quién nos construye. Esto se trata de realmente dejar que su voluntad actúe a través de nuestras vidas.

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