Principios Bíblicos para la Prosperidad

Hebreos 11:37-38

Fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos á cuchillo; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; 38 De los cuales el mundo no era digno; perdidos por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.
Las cosas no han cambiado en este tiempo. Pablo nos recuerda:

2 Timoteo 3:12

Y también todos los que quieren vivir píamente en Cristo Jesús, padecerán persecución.

Errores Teológicos Comunes

Siendo que es claro que los obedientes son bendecidos con riquezas y bienes materiales en abundancia y los impíos también, nos preguntamos ¿Cuál es verdad sobre todo eso, existe alguna relación entre la fidelidad o la fe y la abundancia material y el bienestar físico?

Existen dos errores comunes en el pueblo de Dios en torno a este tema, “la teología de la prosperidad” y la “teología de la pobreza”.

Ambas son posiciones extremas. (1) Es un error fatal el atribuir una relación absoluta entre la espiritualidad (la piedad) con la prosperidad financiera o bienestar material. (2) Es un error fatal desligar la piedad de la prosperidad financiera o bienestar material.

La iglesia católica aunque es una institución muy rica, ha impuesto sobre sus líderes lo que llaman un “voto de pobreza”, descrito como “cierta constante renuncia a los bienes temporales, para seguir a Cristo,[vi]” en el cual se comprometen a no poseer nada sino darlo a los demás. Las riquezas o posesiones son vistas como malignas y dañinas para el alma y son evitadas a todo costo. El lado opuesto es uno muy popular en nuestro día, “la teología de la prosperidad” ensena que una indicación fuerte de su estado ‘espiritual’ correcto es la continua prosperidad financiera y el bienestar material.

Aunque el voto de pobreza es ‘espiritualmente’ preferible a la mentalidad de prosperidad de nuestro día, no obstante, el cuadro que la Biblia nos presenta no es ese. Ni es dañino espiritualmente tener bienes materiales ni es señal de falta de espiritualidad carecer de ellos.

¿La maldición de la Ley?

Gran parte de la doctrina de la prosperidad se basa sobre la declaración del Apóstol Pablo a los Gálatas de que “hemos sido redimidos de la maldición de la ley”. Aunque eso es cierto, no significa lo que los maestros de la prosperidad interpretan. El contexto de todo el Nuevo Testamento, especialmente en las epístolas Paulinas nos dejan claro cual es esa “maldición de la ley” de la que fuimos librados.

La iglesia de los Gálatas tenía gentiles que se estaban convirtiendo al evangelio pero algunos que no habían entendido bien el evangelio, comenzaron a presionarles para que se sometieran a la ley de Moisés. Ellos habían creado un sistema de salvación compuesto de fe en Cristo y las obras de la ley. Al hacer esto, Pablo les dice que estaban eliminando a Cristo por completo. La salvación es solo por la fe “sin las obras de la ley”. Dentro de ese contexto, Pablo dice que Jesús se hizo por nosotros maldición en el madero (Gal. 3:13.)

Es en este punto donde los profetas de la prosperidad cometen el error.

Ellos enlazan esta “maldición” aquí mencionada con la lista de “maldiciones” puestas ante el pueblo si ellos fallaban en cumplir todos los requisitos de la ley (Deut. 28). Esas maldiciones incluían la enfermedad y escacez entre otras cosas, por lo tanto, dicen ellos, ahora en Cristo, no estamos más bajo tal maldición.

Es desafortunado que los maestros de la prosperidad no vean (o quieran ver) que verdaderamente trata la maldición de la ley, pero Pablo lo deja claro en el verso anterior: “y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas” (Gal. 3:12) El contexto trata de ‘salvación’ y nada más, es un asunto espiritual. La promesa de la ley era que aquellos que pudieran cumplir la ley cabalmente en todas sus demandas podían obtener la vida (Levítico 18:5.)

Como es imposible que alguna persona pueda cumplir perfectamente con las demandas de la ley y de esa manera alcanzar la vida, lo que se esperaba fuese un camino hacia la vida se convertía en lo que Pablo llama ‘el ministerio de condenación’ (2 Corintios 3:9). La ley no traía bendición alguna, ya que sus demandas eran imposibles de cumplir para el hombre y por lo tanto lo que traía era maldición. Es por eso que Pablo habla de tal manera. Si alguno se circuncida, se ve obligado a someterse a cumplir toda la ley y eso es imposible, por lo cual está bajo maldición de la ley de la cual Cristo vino a librarnos.

Otro punto importante que debemos mencionar es que cuando en la ley se habla de amenazas de maldición, estas se presentan en un contexto nacional y no individual. Es decir, la pobreza que vendría y las plagas serían a toda la nación si esta se apartaba de Dios, aunque habían maldiciones ‘individuales’ dentro de la tierra, tanto las promesas de bendición o maldición fueron dadas a Israel en un contexto nacional. El encabezamiento de Deuteronomio 28 comienza así:

Deuternomio 28:1-2

1Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. 2 Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios

Las bendiciones descritas eran de carácter nacional. La tierra sería bendita y el fruto de ella, los hijos de la nación serían benditos y los enemigos que subieran contra la nación saldrían huyendo delante de ellos:

Deuteronomio 28:9

Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos.

Si el pueblo no obedecía, las maldiciones mencionadas en la segunda mitad del capitulo 28 de Deuteronomio vendrían sobre ellos como nación. Tristemente la nación de Israel desobedeció a su Dios y las maldiciones vinieron sobre ellos:

32 Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo, y tus ojos lo verán, y desfallecerán por ellos todo el día; y no habrá fuerza en tu mano.

49 Jehová traerá contra ti una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila, nación cuya lengua no entiendas; 50 gente fiera de rostro, que no tendrá respeto al anciano, ni perdonará al niño; 51 y comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; y no te dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte.

64 Y Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo; y allí servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y a la piedra.

Los Pobres de Israel

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